Yo creo que es liberador poner palabras a lo que sentimos. De ahí el motivo de esta entrada:
Aunque ya hace dos años de aquel día que cambió mi vida. todavía me duele.
Duele cuando se anuncia un embarazo. Porque sé que mi vientre no podrá albergar una nueva vida. (Esto no quita que también me alegre de la noticia, es un sentimiento ambivalente).
Duele cuando veo embarazadas (y teniendo un blog de maternidad imaginad qué imágenes me sugieren las redes sociales a toda hora) porque sé que nunca más podré sentir lo que ellas sienten.
Duele notar algún retortijón o dolor en la tripa y llevarme la mano instintivamente, porque sé que no se debe a un pequeñín que crece dentro de mí.
Duele cuando preguntan, por ignorancia, si no voy a ampliar la familia o si no vamos a por el chico. Ya me gustaría.
Duele ver bebés pequeños en brazos de sus madres porque sé que no podré abrazar uno sabiendo que es mío.
Duele ser incapaz de decirlo: histerectomía a los 33 años.
Duele hasta escuchar hablar de la regla (y ésto no lo esperaba ni yo) porque hace ya dos años y nueve meses que no la tengo, ni la volveré a tener.
Duele el llanto sordo. Sentirse incomprendida por la mayoría de la gente. Normalmente solo comparto cómo me siento sobre el tema con un par de personas porque sé o imagino cómo van a responder.
Duele pensar que si hubiera cambiado algunas cosas no me hubiera pasado. Vamos, que qué es lo que hice para que me ocurriera a mí.
Duele sentir culpa por no haber estado como me hubiera gustado con mi hija pequeña durante sus primeros días de vida.
Duele no haber podido vivir ni un minuto del tercer cumpleaños de mi hija mayor.
Duele sentir todo lo de arriba cuando creo que debería sentirme afortunada por la familia que ya tengo.
Duele que me duela, creer que no lo voy a poder recordar sin dolor.
Duele despertarse con tanta pena que me apetezca quedarme el resto del día en la cama. Me duele porque pienso que no debería sentirme así por mis dos personitas preferidas.
Obviamente duelen más cosas de esta vivencia, pero esas las guardo para mí.

Mi niña durmiendo en mis brazos. Me acompañó durante todo el ingreso.
Y yo creo de verdad que eso, y el ingreso días después de mi niña pequeña, hizo que mi corazón se «estropeara». Esta vez hablo de manera literal. Desde entonces no ha vuelto a ser el mismo. Tengo arritmias que van y vienen. En algunas épocas son muy a menudo y de muy larga duración y otras veces estoy semanas sin ninguna. Me han hecho varias pruebas médicas y no encuentran el origen.
Yo lo achaco a que se me rompió un poquito, o al menos se agrietó. Ojalá pueda sanar pronto.
2 Comentarios
Pues yo te entiendo. Porque las cosas inesperadas suceden y cuando son para mal el duelo duele mucho mas más y porque si ademas no habias cerrado el ciclo, es peor. Ánimo guapa
Muchas gracias, Andrea.