Hace nueve días mi familia vivió una de las peores experiencias por las que puede pasar alguien. Ver a quien quieres ponerse enfermo, pensar que va a morir y no poder hacer nada por evitarlo.
He decidido escribir este post no sé si a modo de desahogo propio, en plan autoayuda o con qué fin, pero me apetecía contarlo. No lo hago para dar lástima. De hecho esa reacción es la última que me gustaría que tuviera la gente al leer esto. No quiero dar pena. Quiero liberar mi dolor. Y si con ello puedo ayudar a alguien que esté en la misma situación pues mejor que mejor.
La madrugada del sábado 21 al domingo 22 volví a nacer. Eso es indiscutible, pero lo que también es cierto es que una parte de mí murió ese día en el quirófano.
La mañana del sábado de camino al cumpleaños de mi hija mayor empecé a sangrar a chorro. Ya había dejado prácticamente de tener las típicas pérdidas postparto, pero por suerte aún llevaba compresa. Regresé a casa y me la cambié. Mientras lo hacía sentí (y vi) como iba soltando coágulos y muchísima sangre así que llamé a mi madre, le conté la situación y decidimos ir al hospital.
Dejamos a mi hija pequeña con su padre en el parque donde iba a celebrar su fiesta y mi madre, BabyA y yo nos dirigimos al centro médico. Menos mal que me coloqué un empapador debajo para subir al coche, porque estaba claro que ese sangrado no era normal.
Al llegar, sobre las 11 y tras reconocerme las ginecólogas, me comunicaron que me iban a hacer un legrado por aspiración, pero que el sangrado era tan grande que si no se paraba tendrían que tomar medidas más drásticas:
Yo: «¿Qué medidas?».
Gine: «Una histerectomía».
Yo: «No, ¡por favor!».
Gine: «Vamos a ser conservadoras, pero podría ser inevitable».
Así que mientras me trasladaban a quirófano, recé todas las oraciones que conozco, incluso hablé con mi útero en mi mente para pedirle por favor que se curara y que al despertar de la anestesia todo hubiera quedado en un susto.
Desperté en el paritorio y las doctoras me comentaron que tras el legrado, y como seguía sangrando, me habían hecho una especie de tapón de gasas que llenaba todo mi útero y vagina para ver si así remitía el sangrado. Y que iban a tenerme en observación unas horas para ver cómo evolucionaba.
Me pasaron a maternidad y previendo lo peor empecé una mini movilización para recoger entre mis conocidas leche materna para que a mi bebé (de 10 días) no tuvieran que darle fórmula. Esta parte de la historia es tan especial para mí que merece otro post que compartiré con vosotros en breve. ¡Gracias chicas de Amamanta!.
Las horas parecía que no pasaban. Mi peque estaba nerviosísima (pobre mía tan chiquitina y en el hospital) y yo alternaba dar el pecho con momentos de mareo, náuseas y vómitos varios.
Llegó la hora de reexaminarme. Para ello en la sala de observación tenía que pasar de la cama al potro, pero como había perdido mucha sangre con el legrado me iban a ayudar unos celadores. No pude. Entré en shock y me desperté convulsionando. Me pasaron al potro en volandas.
La doctora retiró las gasas (¡¡qué dolor!!) y viendo que aún había sangrado pero no demasiado colocó unas nuevas, esta vez sin anestesia, y me volvió a avisar: «Si el sangrado continúa deberemos tomar medidas, además vamos a hacerte una transfusión porque estás muy bajita». Yo asentí pero mi alma lloraba sin consuelo.
Tras varias llamadas insistentes al banco de sangre llegaron mis tres (primeras) bolsas y empezaron a transfundirme a través de una de las múltiples vías que llevaba en los brazos. Me dejaron en paritorio para tenerme más controlada.
Me tomaban la tensión y el pulso cada 10 minutos mientras yo observaba impaciente cómo la sangre que me transfundían pasaba a través de un aparato para calentarla y de ahí directa a mi torrente sanguíneo.
Seguía mareándome y vomitando y entonces empezaron unos dolores terribles como si fueran contracciones de parto. Las puntuaría entre 7 y 8 en una escala de 0 a 10. Imagino que coincidían con cuando daba de mamar a mi pequeña y que era mi útero contrayéndose, o al menos intentándolo.
El tiempo pasaba y yo me encontraba mal, muy mal. Por la situación, que ya sabía cómo iba a acabar aunque no quisiera. Por saber que mi otra nena había celebrado su cumpleaños sin su madre. Por ver a mi marido con cara de preocupación y a mi madre muerta de miedo con mi peque y abanicándome en mis mareos. Aunque intentaban disimular estaban muy asustados, lo notaba, los conozco demasiado bien. Admito que a estas alturas yo también lo estaba y mucho.
Cada poco tiempo seguían revisando si sangraba, confirmaron que sí y volví a la sala de observación. Esta vez me pasaron en volandas al potro directamente pues pese a la sangre transfundida tenía la hemoglobina por los suelos. Ya eran las 2:30 de la madrugada.
Gine: «Elena, sigues sangrando. Vamos otra vez a quirófano a intentar otro legrado por aspiración y a intentar coserte. Si no se soluciona de esa manera tendremos que hacerte una histerectomía«.
Yo: «Vale».
En este momento estaba agotada. Quería que acabase el sufrimiento y pensaba que sólo estaba alargando lo inevitable. No estaba preparada para quedarme sin útero, pero mucho menos para morir desangrada.
Una vez en quirófano y antes de que me sedaran deseé que mi familia no sufriera más, que todo fuera bien sólo por ellos, con el resultado que fuera.
Lo siguiente que recuerdo vagamente es estar semi-sedada y oír cómo hablaban a mi alrededor voces que no había oído nunca: «Pobrecita», «Tan joven y le han hecho una histerectomía«. En ese momento supe cuál había sido el resultado de la operación y algo dentro de mí se marchitó. Si no fuera porque estaba sedada y prácticamente no podía respirar por el tubo que tenía en la garganta hubiera llorado.
Me desperté intubada y con los brazos atados, así que por gestos pedí un boli y un papel. En ese momento me retiraron el tubo y ya no me hicieron falta porque los quería precisamente para pedirles eso, que me quitaran el tubo.
Aclaré mi garganta reseca por el tubo y cómo pude le pedí a la enfermera que llamara a mi madre. Me dijo que eran las 8:30 de la mañana y que tendría que esperarme a las 12 que era la hora de visitas.
Yo: «¿Dónde estoy?».
Enfermera: «En la UVI».
«Bufff», pensé, «qué mal lo debe estar pasando mi familia. Esto no puede ser». Levanté la sábana para confirmar lo que ya sabía: un apósito sobre el monte de venus para tapar la cicatriz de la histerectomía.
También observé mis brazos con más vías si cabe y llenos de marcas de pinchazos. Parecía una yonqui como podéis ver en la primera imagen, pero no me importaba. Aclaré de nuevo mi garganta y volví al ataque.
Yo: «Enfermera, ¿cómo te llamas?».
Enfermera: «Sonia»
Yo: «Sonia quiero llamar a mi madre«.
Enfermera: «No puede ser. Deja que le pregunte a la doctora».
Sonia desapareció entre las camas de enfrente, cuidando al resto de enfermos de los que estaba rodeada. Todos parecían ser mayores de 60 años. Incluso había uno intubado como debía estar yo hacía unos minutos.
A mi lado apareció entonces Leti, una auxiliar, para asearme y cambiarme las sábanas. Yo no cejé en mi empeño.
Yo: «Leti, quiero hablar con mi madre».
Leti: «Se lo diré a la doctora».
Yo: «No es una cuestión médica. La doctora no pinta nada. Si tuviera mi móvil aquí la llamaría yo misma».
Leti: «A ver que lo pregunte…».
«Pero, ¿esto qué es?». Me sentía débil físicamente y más aún moralmente sin una parte tan importante para mí, sin mi familia a mi lado y con este personal médico impidiéndome una cosa básica en la que no peligra mi salud. Pero yo lo tenía claro: el que la sigue la consigue.
Yo: «Sonia, si no puedo hablar con mi madre al menos llámala para decirle que estoy despierta y estoy bien. Si fuera mi hija quien estuviera ingresada me gustaría saberlo».
Sonia: «Mira qué hora es (9:30). Igual se asustan».
Yo: «Mi madre no habrá pegado ojo. Está peor sin noticias».
Sonia: «A ver qué puedo hacer».
Yo: «Pues llamarla tú o prestarme un móvil».
Volvió a desaparecer pero esta vez en camas que están detrás de una pared y la perdí de vista. Parece que los minutos no pasaban y yo no hacía más que mirar el reloj que tenía enfrente y pensar la mala noche que habría pasado mi familia, sobre todo mi madre. Desde que soy madre me pongo en su lugar muuuuchas más veces.
Por ahí venía mi enfermera de nuevo. Al ataque.
Yo: «Quiero que le digas a mi madre que estoy bien. Sólo eso. Si pudiera levantarme lo haría, pero todos estos cables me lo impiden».
Sonia: «Cuando les diga que llamo del hospital se van a llevar el susto de su vida».
Yo: «No, el susto de su vida se lo llevarán cuando coja fuerzas y me arranque alguna vía para ir a buscar un teléfono». Nótese que lo decía riéndome para que no sonara como una amenaza.
Sonia se fue y volvió confirmando el teléfono de mi madre. «¡¡Bien!!, la va a llamar». Volvió 2 minutos después diciéndome que mi madre se había puesto muy contenta…«¡¡Pues claro!!»
Pedí una lista con todo lo que me habían puesto. Le doy teta a mi hija y quería saber cómo debía proceder en función de los medicamentos que me habían puesto. También pedí gasas o algo similar para sacarme leche y no manchar las sábanas y me proporcionaron lo que ellas llaman secantes.
Y allí comencé con la extracción manual. No sé si era el sitio o debido a la anestesia pero mi leche olía a rayos y a mí me daba miedo que mi niña no la quisiera cuando pudiera ofrecerle el pecho. Por suerte no fue así.
Al poco vinieron a verme mis padres y mi marido. Me contaron lo grave que estuve con lágrimas en los ojos y yo les conté mis esfuerzos porque les llamaran para decirles que estaba bien.
En total me habían puesto 8 bolsas de sangre y 2 de plasma y creían que me desangraba. Pero yo no me encontraba tan mal, vaya.
Me hicieron fotos con el móvil y al verlas aluciné con mi cara. Parecía salida de los Simpson: amarilla como un limón. Si mis ojeras de normal son profundas en ese momento ni os cuento.
Los médicos alucinaban de que estuviera tan bien después de todo lo que había pasado y me dijeron que si seguía así por la tarde me darían el alta de la UVI y pasaría a la planta de maternidad. «¡¡Bien!! Podré ver a mis nenas y dar el pecho a mi bebé«.
Ya en la habitación la cosa fue favorablemente y 5 días tras mi ingreso me dieron el alta para ir a casa y aquí sigo. Muy, muy, muy flojita de fuerzas, agotándome con la actividad más básica como ir al baño, pero recuperándome poco a poco con la ayuda y apoyo de familia, sobre todo, y amigos.
La parte emocional la llevo mucho peor y me desahogaré en otro post. La pena me invade y en ocasiones se apodera de mí. Por suerte mis niñas consiguen sacarme una sonrisa de vez en cuando.
40 Comentarios
Buenas noches Eloa
No sabes cuanto me alegro de que todo terminase bien y cuando digo bien no me refiero como querríamos, sino que estés en casa junto a tu familia y puedas seguir disfrutando de ella. Me imagino que ahora queda un tiempo duro porque el cuerpo sana mucho mas rápido que la mente, pero con tus nenas ,familia y amigos la mente también sana.
Un abrazo muy fuerte y comete la vida a bocados grandes¡¡¡¡¡¡
Muchas gracias Chao,
Efectivamente la mente tarda más en sanar, pero poco a poco vamos haciendo caminito.
Un abrazo 😉
Mi niña… lo sabes pero por enésima vez te lo repito : cuando quieras, lo que quieras y sea la hora que sea!
Un super besazo!
Te sigo hace muy poco tiempo, pero te he leído de principio a fin. Hemos sido mamas por segunda vez con muy poca diferencia. Tu eres de nenas, yo de nenes. No soy nadie, lo sé, pero te mando todas mis fuerzas y mi energía positiva para que logres reconocer lo bueno de esta experiencia. Ha sido un ladrillazo enorme, si, pero ahí estas. Viva y entera para dedicarte a lo más maravilloso que has creado. Tus hijas. Ya no hay nada más por lo que preocuparse. Lo has logrado. Eres una superheroina. Nunca lo olvides!
Ele eres una valiente. He leido tu post y no doy credito. Solo doy gracias q poco a poco te pondras bien. Eres una campeona!! Te doy un abrazo muy muy fuerte
Preciosa, solo puedo mandarte un abrazo y un beso enorme. Cuando leí a tu marido jamás imaginé que fuese tan grave. Para lo que necesites aquí estoy
No era tu momento asi que a disfrutar de la vida cada segundo y de la familia que es lo mas importante.
Mucho animo y mucha fuerza
Eloa ánimo,te admiro tu valentía,y el.poder que tienes k.pese a todo el sufrimiento power full teta!!!ni imagino el sufrimiento ,yo tb fui cn transfusiones de sangre media hora despues de parir,pero lo importante eske conseguistes luchar x estar junto a tu familia y tus lindas hijas,te sigo desde hace.poco y lo sabes pero tanto e seguido tu evolución de la vida que parece que te siento de mi sangre,un abrazo luchadora
Hola guapísima!!!!!
Has sido muy valiente,yo,junto con el taller de apoyo a la lactancia de mislata,hemos seguido tu caso,me alegro muchísimo de que estés casi bien,y espero que te recuperes pronto.
Eres muy valiente,una súper mama en toda regla,tu familia puede estar orgullosa de ti,y aúnque tu fertilidad se quedara en quirófano,tu vida esta contigo y tus hijas que es lo importante,se tienen una a la otra,no necesitan más hermanos,pero mama es imprescindible.
Deseo de verdad que te mejores pronto y puedas disfrutar a tus pequeñas al 100%
Lo siento muchísimo, se me ha encogido el alma… Imagino lo duro de perder tu útero, el sufrimiento de tu familia, y el tuyo propio al estar separada de ellos… Admiro tu fortaleza, y tu determinación por darle tu leche a la bebé. Te deseo una buena recuperación, y que la vida te compense. Mucho amor <3
Elena, se me ha puesto el corazon en un puño al leerte. Siempre nos imaginamos que vamos a tener un embarazo idilico y un parto de en sueño y a veces no es asi por desgracia. Yo tuve una experiencia parecida pero durante el embarazo de mis mellizos, que me llevo a estar entre el hospital y el reposo absoluto en casa los 9 meses. Gracias a la vida, tuve un final feliz como tu y mis gorditos nacieron a termino gorditos y preciosos. Eso es lo mas importante, que estan aqui con nosotras. Tu niña cuando sea mayor estara orgullosa de la madre valiente que tiene, y seguro que a ti se te olvida todo lo pasado cada vez que le ves la carita. Animo con la recuperacion y felicidades por tu princesa!.
Me he emocionado al leer tu relato. Te seguí de cerca a través del taller de lactancia de Mislata, no pude participar en la recogida de leche porque mi hijo ya es mayor y no valía. No te ibas de mi cabeza hasta que nos dijeron que estabas bien. Un abrazo enorme
Buf me imagino perfectamente por lo que tuviste que pasar porque yo pasé por algo similar hace 7 meses…
Mi hija nació el 12 de abril y la tuvieron que ingresar 3 semanas , una semana después de dar a luz (por cesarea de urgencias) tuve un sangrado como el tuyo y me hicieron un legrado que por suerte fue bien. Me pusieron 2 bolsas de sangre pero no histerectomia, yo también temía por ello. La diferencia es que yo tenía una hija pero en ese momento estaba ingresada y temíamos por su vida… fue un cuadro la verdad aunque en ese momento yo pregunté qué era lo peor que me podía pasar y me dijeron perder el útero, aunque en ese momento me dio un poco igual porque realmente temía morirme y dejar a mi hija sin madre. La verdad es que en esos momentos te pasan unas cosas por la cabeza….
Me alegro que esté todo bien ahora y que disfrutes de tu maternidad! Si quieres pasarte por mi blog y leer mi experiencia aquí tienes la dirección! Un abrazo.
Elena, qué valiente eres! Ahora a recuperarse, a estar con los tuyos, a disfrutar de tus nenas. Dale tiempo al tiempo, a final estás pasando por un momento de lutol. Una histerectomía no es moco de pavo. Un beso enorme!
GRACIAS POR COMPARTIR TU EXPERIENCIA ELENA Y A DISFRUTAR
UN ABRAZO Y MIL BESOS
Querida Elena,
Animo y carino desde Londres
Un abrazo fuerte,
Maria
¡Qué susto tan grande!
Pero toda esa fuerza de voluntad viene de ser madre y querer estar bien para y por tus hijas.
Muchos besos y ánimos
animos guapa!!!! que duro pero ahi estan tus dos nenas alegrandote la vida muchos besos y jamas pierdas la sonrisa
Gracias por los ánimos.
Querida amiga… he leido tu post con el corazón en un puño e imaginándome tu desesperación y tu dolor. Lamentablemente la vida es asi, cuando mas tranquila estás va y todo se tuerce…sabes que sé de lo que hablo. Eres una valiente y tienes una entereza inigualable para haber pasado por todo esto y encima contarlo, pero te entiendo, a veces es necesario sacarlo fuera, a ver si asi, duele menos… escribir es una gran terapia, a mi me ha ayudado mucho y compartirlo aun más, es un regalo que hacemos a los demás, a quienes puedan haber pasado por lo mismo, pero sobre todo un regalo para nosotras mismas.
Ojalá pudiera estar ahi para darte un abrazo enorme y ayudarte a recuperarte… pero tienes mas cerca a dos personitas que estoy segura te ayudarán a salir de esto mucho mejor, como mi hija hizo conmigo… reilusionate cariño, sonríe porque estas aqui…
Elisa
Qué ciertas tus palabras. Efectivamente es un regalo para mí misma y creo que sí me ha ayudado a disipar un poco parte del dolor letra a letra.
Un abrazo.
Siento mucho lo que te ha pasado, me caen las lagrimas al leerlo. No puedo imaginar que dolor,…y la preocupación por tu bebe y peque a la vez, ufff.
Realmente no se puede comparar con tu experiencia, pero para mi fue una frustración no poder tener parto natural y tener cesarea. Pero el tiempo pasa y la cicatriz casi no se nota! Seguro que con el tiempo el dolor, como la cicatriz va desaparenciendo, sobretodo porque tienes dos hijas maravillosas!! Y vas a vivir con ellas!! Con o sin utero eres una gran mujer!!
TONS OF LOVE AND A HUGE HUG FOR MY BRAVE FRIEND
Gracias Miriam!!
Para el siguiente infórmate bien de un gine que sea proparto natural y a intentarlo.
Un abrazo.
Uffff, no te conocía, llego aquí a través de Carol de El tesoro de sofia y estoy alucinada y asustadisima de pensar en que eso nos puede pasar a cualquiera.
Mucho ánimo eres una campeona
Hola Marilo,
El tema es que nadie nos prepara acerca de esto u otras complicaciones graves que pueden suceder y también que no empleen más medios para idear una manera de detectarlo durante el embarazo (no sé si con ecografías especiales o qué).
Por estadística si me ha pasado a mí habrá muchas mujeres a las que no les pase. Ojalá no le pasara a nadie más.
Un abrazo y gracias por tus palabras.
Me alegro muchísimo que todo saliese bien… En tus palabras puedo ver que eres una mujer fuerte y luchadora!! Mucho animo y fuerzas con esas princesas que tienes tan bonitas. Besos
Gracias por los ánimos Marisa.
Hola! el dia 5 de octubre nacio mi hija. Fue una cesaria programa por posicion de nalgas. Entre a quirofano a las 11:30 y mi hija nacio a las 12:10. Una niña muy guapa 3.580 peso. En quirofano no lo pase mal la verdad estaba mi comadrona( hospital seguridad social) y algo mas de tranquilidad tenia , aunque de nervios nada. Me llevaron para reanimacion , en cuanto llegue un monton de botes de suero, calmantes etc… Todo hiba bien hasta que vinieron a ver como era mi sangrado y vieron que sangraba bastante y con cohagulos. Llamaron a la comadrona pero vino la ginecologa para ver que sucedia. Ella decia que hiba a intentar sacar los cohagulos manualmente. Se fue y a los 5 min volvieron a mirar y volvieron a llamar y en segundos habia un monton de gente preparada con batas verdes para ir a quirofano. Se me hacerca la ginecologa y me dicen que como estoy sangrando mucho van a proceder hacer un legrado.Me meten en quirofano sobre la 13:30 y no salgo hasta las 17:30 aproximadamente . Escuche una voz que decia- bueno por lo menos hemos salvado una vida. Una vez salgo y ya un poco consciente le pregunta a la enfermera que que me han hecho y me contesta que me han puesto un balon en el utero porque no paraba de sangrar y mi utero no se contraia. A los 3 dias me retiraron el balon pero la ginecologa me adviertio que si me lo quitaban y volvia a sangrar estaba el quirofano preparado para entrar y quitarme la matriz o el utero. Pense es mi primer embarazo , posicion podalica , cesaria que mas me puede pasar soy joven 30 años.Por suerte todo salio bien. Y espero poder darle un hermanit@ a mi hija con el tiempo. Solo decirte que animo que le puede pasar a cualquiera y que tienes unos hijos guapisimos.
Tras publicar este post me he enterado de varios casos más, osea que no es tan raro como creía.
Con los avances médicos que hay no entiendo cómo no inventan algo para detectarlo de manera temprana justo tras el parto.
Un abrazo
A mi también me pasó, a los 10 días de mi primer parto que había sido muy malo, con la diferencia de que me hicieron un legrado y no perdí el útero, por desgracia tuve una infección que me ha dejado secuelas en el utero y trompas, aun no se si podré tener otro hijo, lo estoy pasando mal. A mi me quedó fatal la cicatriz de la episiotomía, se abrieron los puntos, da impresión mirarlay tocarla y un año más tarde sigo con molestias en las relaciones y me acuerdo de todo esto, lloro y me pregunto: porqué a nosotros?
Pues como bien sabrás las heridas del alma tardan más en sanar que las físicas.
Lo siento muchísimo, Vir.
Yo también me pregunto por qué a mí y cómo explico eso del kharma…
Un abrazo.
Es un golpe muy duro, pero lo importante es que estés bien y tengas al lado a gente que te quiere tanto, todas las heridas cicatrizan, aunque unas tarden mas que otras, animo con ello, yo lo que hago en mis malos momentos es pensar que hay gente que esta mucho peor que yo, pensar que lo mio no es tan malo, espero que te sirva mi pequeño tip.
Un besazo muy grande y animo.
Muchas gracias por dedicarme unos minutos de tu tiempo escribiendo estas líneas y mandándome ánimo.
Un abrazo Aria
[…] Portear a mi hija mayor es algo que hice prácticamente desde que nació y como fue una experiencia placentera he repetido con babyA (siempre que mi salud me lo ha permitido). […]
Buenas, acabo de leer el post y no he podido dejar de acordarme de lo q me paso a mi. un lunes tuve parto natural programado de mellizos. ese viernes me fui de paseo desde el hospital a casa porq estaba sana como una manzana. la noche del lunes al martes siguiente resulto q mi niña estaba guerrera. gracias a dios q mi marido se quemo al preparar el biberon y me despertó. fui al baño y tenia un sangrado a chorro. los 10 minutos q tardaron en venir mis padres para quedarse con los niños bastaron para inundar casi el baño. los tecnicos de la ambulancia me tomaron la tension en 2-4. en urgencias ya no tenia tension y vi la luz al final del tunel.
siempre he dicho q a mi me quedaba mucho fundamento por poner y por eso no me fui
los medicos no se explicaban que paso ni como sobrevivi. afortunadamente legrado pero no histerectomia. y me imagino q como tu, todas lad venas quemadas por el hierro.
pari a mellizos sin epidural y luego literalmente me mori; despues de eso, puedo con todo!
Buff qué historia más escalofriante. Tu y yo a la par. Y efectivamente las venas quemadas y una fobia a las vías tremenda.
Desde ese día los donantes de sangre son héroes para mí.
Me alegro que sigamos aquí pudiendo ver crecer a nuestros pequeños.
[…] sabéis, a los 10 días del nacimiento de mi hija tuve un serio problema de salud. Desde el principio me temía que iba a tener que pasar por quirófano y que podían darme […]
[…] mucha rabia y pena interior recordar lo bien que estábamos mientras nos hacíamos las fotos y cómo cambiaron las cosas sólo 3 días después, pero creo que no hay mejor día que hoy para dar un pasito […]
[…] mi operación amanecí con una cicatriz como si la de una cesárea se tratase. Al principio incluso la tuve […]
[…] ya hace dos años de aquel día que cambió mi vida. todavía me […]