Los juguetes de tipo construcción siempre me han gustado y, como ocurre con las manualidades, seguramente se deba en gran parte a la influencia de mi padre, al que siempre he visto montando y desmontando cosas.
Es por eso que en casa las peques siempre han tenido algún juguete de esta clase. Ya desde bien pequeña Emma pudo disfrutar de pequeños bloques de madera hechos por mi padre y de algún juego de construcción en su cole y me había comentado que le encantaba cuando le tocaba esa actividad. Por eso en cuanto conocí Korbo supe que iba a acertar de pleno.
Se trata de un juguete de construcciones al uso (vamos, que las peques tienen que ir montando las piezas), pero con la peculiaridad de que todos los elementos son ruedas dentadas y elementos para conectar éstas entre sí.
En cuanto abrimos la caja las nenas intuyeron que se trataba de un juego de construcciones y ya les gustó. Pero lo bueno vino en cuanto montaron unas cuantas ruedas y les sugerimos que colocaran una manivela y le dieran vueltas, aquello empezó a girar y se les iluminaron los ojos.
Enseguida se avalanzaron sobre las piezas e intentaron empezar a crear cosas. Aunque en la caja indica que es para mayores de 3 años, imagino que porque trae algunas piezas no tan grandes como las ruedas dentadas, BabyA estuvo manipulándolas un buen rato. Básicamente jugaba a colocar las ruedas sobre las bases a modo de flores y a hacerlas girarcon una de las manivelas.
Emma en cambio pilló el funcionamiento casi al instante y se puso mano a mano con Maridín a hacer cosas más complejas.
Que, por cierto, lo de Maridín fue un no parar. Creo que le gustó más a él que a las niñas ^^. Puede ser que se deba a que resulta hipnótico ver como todas las piezas encajan y giran formando un todo.
En la caja viene un libro con ejemplos para formar figuras con las piezas. Hay de poca dificultad y otras que hasta a mí me cuesta un poco saber el despiece.
Tras un buen rato de juego libre Emma decidió replicar «a su manera» uno de los ejemplos del libro. Y digo a su manera porque quiso hacer la «Cascada» pero con los colores que ella quiso, con dos filas más y con algún detalle de decoración añadido.
Eso es lo bueno de Korbo, que ofrece muchísima versatilidad aún teniendo una guía.
Otra de las figuras que me pidió hacer fue la que os enseño abajo. Esta vez siguiendo hasta los colores de las imágenes. Y aunque con un poco de ayuda por mi parte, porque es de las más complicadas que sugieren en la guía, la verdad es que la clavó.
Korbo me encanta, y no sólo por su vertiente lúdica sino porque creo que a los niños les aporta mucho más que un rato de entretenimiento: practican sus habilidades motrices, desarrollan conceptos matemáticos como la simetría y las series y les aporta un pequeño atisbo de alguna ley física y mecánica. Completito del todo.
Bueno, quizá también esté hablando mi cerebro de ingeniera, que eso de los engranajes casi, casi que le parece irresistible.
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