Siguiendo con la serie de posts sobre natación para bebés escribo esta entrada en la que quiero daros mi opinión sobre los «utensilios» más empleados para «enseñar» a nadar basada en mis años de experiencia como monitora de natación dando clases a bebés y peques.
Como ya dije en el post sobre 4+1 razones para llevar a los bebés a la piscina, si son muy pequeños aprender a nadar como tal es muy difícil, pero lo que sí se puede conseguir es que el peque no tenga miedo al agua, disfrute en ella, conozca sus límites y sentar las bases para que en un futuro pueda nadar mínimamente bien.
Flotadores
Creo que esta opción más que para que el niño aprenda a nadar se usa para tranquilidad y comodidad de los padres. Lo primero para mí es desterrar los flotadores. Y ya no hablo de los de toda la vida (con sus grandes riesgos si se volcaba) sino también de los modernos en los que el bebé sólo puede ir en decúbito prono, es decir poca abajo. ¿Por qué?
- Porque les resta movilidad de todos sus miembros. A ver, si igualmente nos vamos a meter en la piscina o mar con el peque ¿por qué no tenerlos nosotros cogidos de su tripita boca abajo, o de sus axilas en vertical para que ellos chapoteen y muevan piernas y brazos con libertad?
- Porque si no tienen tiras en la entrepierna o asiento, el niño puede colarse por el agujero si le está un poco grande.
- Porque en algunos casos acomoda a los padres, que piensan que su niño está seguro en el flotador y se permiten descuidarlo a ratitos.
- Porque es un rollo andar hinchando, deshinchando, no lo dejes al sol que se pincha, cuánto ocupa… Por no hablar del asquito de los restos de babas de múltiples procedencias familiares (papi, mami, el yayo, la tía…) que puede crearse.
- Porque algunos modelos de baja calidad tienen zonas que cortan (donde se unen las piezas a veces queda alguna rebaba).
Manguitos
Esta opción, como la anterior creo que se usa también para comodidad y tranquilidad de los padres más que para que aprendan a nadar. ¡Ojo! Si lo que buscáis es eso porque «ya aprenderá a nadar más adelante», perfecto, pero toda piedra hace pared.
Igual soy un poco radical pero para mí tampoco son una buena opción. ¿Por qué?
- Les impide la total libertad de movimientos en los brazos.
- A los peques les crea la falsa sensación de «Floto, luego sé nadar» y ya he visto en más de una ocasión a niños que en cuanto se los quitan se lanzan al agua como si los llevaran.
- Al ser un elemento que va a llevar el niño si o sí y en muchos casos no va a saber ni poder quitarse puede pasar también que los padres se relajen en la vigilancia del niño.
- En caso de que sean hinchables el misrmo rollo que para los flotadores (hinchar, deshinchar, que se pincha, las babas…).
- Muchas veces los niños se «prestan» los manguitos y si no son grandes el peque puede llegar a escurrirse al levantar los brazos y hay que revisar que se mantengan correctamente hinchados sin perder aire de vez en cuando.
- Los bebés se mantienen casi todo el rato en posición vertical, con lo que no suelen adoptar la postura natural para nadar.
- Si los nenes son muy pequeños suelen mantenerse flotando sin moverse, por lo que la parte de baño la cumplen pero la de nadar en sí no mucho.
Para acabar con los manguitos me gustaría decir que los de poliestireno que están compuestos por varios discos para ir retirándolos poco a poco, pueden tener un pase al ser más seguros, aunque por el resto de razones que he dicho no son santo de mi devoción.
Churro, patata, gusano…
Tiene mil nombres, pero imagino que sabéis a qué me refiero, el palo azul que aparece en la foto (los otros corchos blancos, de los que ya os hablaré en otro momento, son los que uso para perfeccionar el estilo cuando los peques ya flotan y se desplazan mínimamente en el agua).
Éste es mi preferido, ¿por qué?
- En niños es parte activa en su flotación, es decir si no sujeta el corcho no flota (al contrario que con el resto de productos que hemos comentado).
- Ofrece múltiples usos: si nunca lo han usado y/o son muy bebés lo pongo con el conector, cuando se acostumbran se lo quito y cuando son más mayores lo pueden usar entre las piernas sentados sobre él y pedalear tipo bicicleta..
- Los peques mantienen una posición bastante más horizontal que con los otros elementos y bien colocado les permite mover piernas totalmente y brazos al 75%.
Sobra decir que si tu peque usa el churro has de estar también en la piscina a su lado. Esto te permitirá alternarlo con que nade mientras lo sujetas levemente por la tripa o por el pecho y en mi caso, y dado que estoy formada para ello, a que haga el muerto y a que «nade solita» es decir bajo el agua unos segundos para llegar a la escalera por ejemplo.
Para acabar quiero recalcar que esta es mi opinión basada en mi experiencia. Si a otras personas les ha ido bien de otra manera ¡genial! y si queréis podéis compartirla en los comentarios y así todos salimos ganando.
8 Comentarios
Hola!
Muchas gracias por el post.
Hay que ver el poder del 2.0, empezaron con unas preguntas y acabó siendo una discusión muy estimulante en la que mira, me parece que aprendimos mucho. Y sobre todo después de algunas tristes noticias que han ocurrido de ahogamientos, me parece un post necesario.
Además yo vivo fuera de Espańa y me resulta difícil encontrar natación para mis peques(las piscinas ay son de la época comunista) y el mar Adriático a apenas dos horas en coche, es maravilloso y en cuanto podemos hacemos una escapada, asi que para nosotros aprender a nadar es más que importante.
Saludos!!
Hola Gemma,
Gracias por el comentario, me alegra mucho que lo consideres útil. Para mí que los peques aprendan a «flotar» desde pequeñitos es algo fundamental para evitar disgustos.
Y respecto al 2.0, la verdad es que tiene muchas cosas buenas como la proliferación de debates y la oportunidad de aprender y enriquecernos unos de otros… yo creo que es una de las cosas por las que engancha tanto 🙂
Por cierto, el Mar Adriático me han dicho que es precioso. Ojalá pueda ir algún día!!
Besetes
Post genial y muy útil. Lo tendré en cuenta. Quiero que mi bebé aprenda A nadar. El agua le gusta aunque A ratos jejeje cogimos un flotador porque era muy pequeña y vimos que le gustaba al probar el de la otra niña. Lo hemos usado dos veces. Lo que más me gusta es el churro estoy segura de que nos haremos con uno.
Un abrazo
Ya me contarás qué tal la experiencia con el churro. Al principio es un poco costoso para ellos porque no saben sujetarlo bien y además los mantiene un poco más sumergidos que los manguitos o el flotador, pero en cuanto le pillan el truco se lo pasan de miedo.
Un abrazo Virginia.
Estoy de acuerdo con la teoría, pero mi realidad es que los manguitos fue lo que eligió mi hijo para soltarse de mi cuello y conseguir ganar confianza. Ahora, poco a poco, a ir cambiando por churro.
Al final como todo en la vida hay que adaptar las cosas a la situación personal de cada uno.
Más vale que el niño se sienta seguro aunque sea con manguitos, colchoneta o lo que sea, y pueda disfrutar del agua a que no se quiera meter por miedo.
Gracias por comentar 😉
Pues yo tampoco usaría churro siempre. Por que en niños pequeños -digamos, bebés grandes- no le permite tampoco total libertad y ejerce bastante presión sobre el torax si no se le quiere dejar demasiado hueco para escurrirse.
Lo mejor es enseñarles a flotar en seguridad, sin cositas por el medio, por que al fin y al cabo el punto de flotación varía según crecen y esto de flotar es un contínuo aprendizaje hasta que alcanzan el definitivo.
Entre las 3 «herramientas» que he puesto yo recomiendo el churro, aunque lo ideal con peques o bebés como dices es no usar nada.
El hecho de usar estas ayudas muchas veces es más por nosotros los padres que por ellos. Aunque todo depende de la edad a la que empecemos a poner en contacto al peque con el agua, cuanto más mayores más complicado es que quieran no llevar nada porque son más conscientes de los peligros. Al menos eso en mi experiencia. Siempre ha sido más gratificante y sencillo enseñar a un peque de 8 meses que a un niño de 3 años.
De hecho, con Emma en cuanto empezamos a ir a la pisci no usábamos nada. La sosteníamos intermitentemente por la zona del esternón-costillas (es más difícil de explicar que de ejecutarlo). Y más adelante alternamos churro para dejarla a su aire y que experimentara.
Cuando encuentre un ratito quiero colgar un vídeo de sus avances en un añito (y eso que este invierno no hemos ido a la piscina).
Un saludo, y gracias por comentar Beatriz 😀