En verano solemos ser más conscientes de los daños que puede causar la exposición al sol y por eso nos esforzamos en protegernos… aunque a veces, disfrutando del buen tiempo, nos olvidamos y nos relajamos un poco, sobre todo con nuestros peques.
En lo referente a la protección solar todos conocemos lo fundamental: evitar exposiciones prolongadas y las horas centrales del día, usar protección solar… y precisamente en esto último quiero ahondar hoy.
Y que quede claro, no soy dermatóloga, pero como muchos sabéis, he trabajado durante varios años a pleno sol en verano y he visto los estragos que puede causar en la piel tanto de adultos como de niños. Mi experiencia ha hecho que esté especialmente sensibilizada con este tema y por ello he escrito este post para compartir con vosotros mis consejos a tener en cuenta si vamos a estar expuestos a la luz solar… y eso sin olvidar las precauciones especiales que hay que tener en el caso de los bebés.
Usar barreras físicas contra el sol
Puede parecer obvio, pero siempre que consigamos proteger la piel de una exposición directa estaremos dando un gran paso. En este grupo se encuentra todo aquél elemento físico que nos ayude a conseguirlo:
- Elementos generadores de sombra: Sombrillas, parasoles, carpas… Pero prestemos siempre atención a sus propiedades ante la radiación solar y no nos confiemos en que «estamos a la sombra».
- Ropa: Camisetas, pantalones, bañadores, fulares, neoprenos… Aquí como en las sombrillas también existen prendas que protegen especialmente contra los rayos solares.
- Para la cabeza: Gorras y sombreros. Un complemento clásico que en mi opinión no sobra nunca, ni siquiera dentro del agua. Además, si elegimos uno con ala nos hará sombra también en la cara 😉. Personalmente lo prefiero a otros elementos como el gel protector para el pelo, que se está poniendo de moda. Pensemos que, por mucha cantidad que se ponga, éste no protege la piel del cuero cabelludo, especialmente la zona de la raya del peinado.
Utilizar protección solar con filtro físico
Principalmente por cuestiones de salud, como podéis leer más detalladamente en este artículo.
Porque no quiero químicos nocivos sobre mi piel ni por supuesto sobre la de mis hijas.
Color de la protección solar
Aquí mis recomendaciones varían en función de quién va a usarla.
- Adultos: A mí me gusta incolora para no parecer una geisha. Si la escogéis con color hay que fijarse bien primero en acertar con el tono para no ir a manchas naranjas y luego en que no manche. Por experiencia os digo que es súper incómodo tener que ir con cuidado para no ir dejando rastro en todo lo que toca tu piel. Imaginad esto con dos niñas 😫 Festival del color a tope.
- Niños: Blanco. Sí, queda muy de guiri pero al menos a mí me gusta que les deje ese color fantasmal porque me permite saber si les he repartido la crema de manera uniforme. Además así puedo comprobar que he llegado a todos los rincones de sus cuerpecitos.
Formato de la protección solar
Aquí también me decanto por uno u otro según a quien se le vaya a aplicar.
- Adultos: Aunque cada uno tenemos unos gustos y a mí me da un poco igual, suelo elegir crema en tubo. Básicamente porque me da la sensación de que puedo apurar hasta el último gramo.Foto
- Niños: El spray suele ser el elegido por la mayoría de padres o cuidadores. Quizá sea por su consistencia más líquida los niños se quejan mucho menos del «pringue» y por tanto es más fácil de extender.
Frecuencia de aplicación
En función del tiempo de exposición al sol hay que volver a ponerse la protección solar. Cada fabricante indica sus recomendaciones y yo además suelo acortar estos tiempos en función de otros factores que puedan hacer que la protección se elimine antes, como cuánto tiempo han pasado en contacto con el agua.
Lo que está claro es que una sola vez al salir de casa no vale, ¿eh?. Que yo he visto casos de peques que se pasan todo el día al sol y que los padres están tranquilos teniéndolos a las 15:00 a pleno sol porque «esta mañana ya le puse». Grrrrr!!
Zonas «olvidadas»
Ver a la gente poner crema a sus hijos en ocasiones me produce espanto. Un pegote en la cara y otros dos en el cuello y los hombros y listo…
Está claro que hay que ponerlo en todas partes. Pero incluso la gente que pone más interés suele olvidarse de algunas zonas:
- Las orejas. Yo diría que son las grandes olvidadas en cuanto a protección solar. Muchísima gente se olvida de las pobres, que están todo el día expuestas, sobre todo si el pelo se lleva corto, y en cambio con un poquito de crema es más que suficiente.
- Los empeines y dedos de los pies. Éste es uno de esos casos que no llego a entender nunca. Veo a padres poner crema por toda la pierna… hasta llegar al tobillo. Ahí se paran y se olvidan de lo que hay más abajo… el resultado es ver a peques con los pies más oscuros que los de un Hobbit o, fuera de bromas, con claros síntomas de haberse quemado.
- El cuero cabelludo es la otra gran víctima de la exposición solar. Salvo quién no tiene pelo, en general solemos olvidarnos y casi nadie protege las zonas expuestas entre el cabello.
Como os digo en el primer punto con una gorra o sombrero molón problema solucionado.
Y os digo todo esto con conocimiento de causa. Cuando estuve trabajando como monitora de natación, a pesar de que me protegida con ropa y lociones, pasé por alto usar gorra o similar. Un carcinoma basocelular en mi cuero cabelludo siendo bien jovencita, me pegó un tortazo de realidad y me llevó a usar sombrero. Y a colocárselo a mis hijas incluso aunque estén en la piscina.
Algunos podéis pensar que todo esto ya lo sabéis, lo cuál me encantaría, y otros igual consideráis que soy una exagerada. Pero como ya he dicho mil veces, en temas de seguridad prefiero serlo antes que tener que lamentar luego… especialmente en lo referente a mis peques.
Comentario
La verdad es que es muy importante protegerse del sol. Al fin y al cabo, nadie quiere quemarse o ver su piel dañada por los rayos nocivos del sol. Y en el caso de los peques, aún más, porque como bien dices, su piel es muy sensible y delicada. Me han gustado tus consejos, gracias por compartirlos.