Como parte de un premio que gané por internet solicité unas figuras antideslizantes para el baño porque pensé que en la bañera de mi casa me iban a ir de cine para evitar sustos a raíz de resbalones y no imaginaba que sirvieran para algo más que para prevenir caídas, pero como se suele decir, «nunca te acostarás sin saber una cosa más».
Como llevo un mes de «okupa» en el apartamento de mis padres no las he podido probar como esperaba porque aquí sólo tenemos duchas, pero ya que las tenía aquí ayer por la tarde me animé y las saqué del envoltorio. Las pegué en el plato de ducha por la zona en que se suele poner Emma y ahí empezó la «odisea». Enseguida pensé que debería haber pedido más de un paquete, porque con sólo 6 figuras se cubre muy poca área con lo que hay riesgo de que el bebé se salga de la zona donde están adheridas con el consiguiente riesgo de resbalón. Aún así decidí probar por mi misma su efectividad, así que me metí en la ducha y me coloqué encima haciendo movimientos de pies cual baile de San Vito. No se movieron ni un milímetro y noté la diferencia de adherencia entre mis pies y el plato de ducha y mis pies y las figuras: no tiene nada que ver.
Por si acaso, y dado que una servidora ya tiene cierto sentido del equilibrio coloqué a Bolita encima vigilando que no se saliera de la zona delimitada por las figuras. Igualmente se mantuvieron en su sitio y por lo que vi no le resbalaban los pies sobre ellas. De todos modos al ser poca el área que ocupaban tampoco es que se moviera demasiado. Creo que pediré otro paquete para cubrir más superficie y así no limitar tanto los movimientos de mi peque.
Como no estaba tranquila por si se salía de encima de las figuras le coloqué las chanclas de la piscina (que son antideslizantes) y seguimos a lo nuestro. Aquí es cuando empezó lo verdaderamente sorprendente.
Emma empezó a despegar las figuras y a pegarlas otra vez en el plato de ducha, en la mampara y en los azulejos de la pared. Estuvo entretenida todo el rato. Entretenida y emocionada con su nuevo juguete, la verdad. No hacía más que acercarme las figuras para que les echara agua y luego las pegaba a su antojo. Cuando salimos de la ducha quiso seguir experimentando con ellas en el suelo, armarios de casa, en la cocina… ¡Menudo rato más divertido pasó ayer!.
De repente la chiquitina descubrió un juguete original y diferente para el baño y bastante económico. (Y para todo en general. En la cocina también se pueden usar y en cualquier cristal… Seguro que seguimos explorando otros «usos» poco a poco).
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