Ahora que ha pasado un mes y medio de las fiestas navideñas he podido encontrar un ratito para escribir este post que tenía rondándome la cabeza bastante tiempo. Además me ha venido bien este lapso de tiempo para no escribirlo tan «en caliente».
El día de Reyes es de mis favoritos por no decir mi preferido. Nos reunimos toda la familia y puedo ver las caras de emoción, de sorpresa (y a veces hasta de decepción si no he estado muy atinada) de quien recibe los regalos que he «pedido» para ellos.
Desde que está Bolita es aún mejor, sobre todo este último año, porque se le notan los nervios en la cara mientras ve y abre cada paquete, acompañados con su ya mítico «¿qué será?», mirando a su alrededor esperando una respuesta. El único pero, y el motivo del post, ha sido la, para mí, excesiva cantidad de regalos recibida.
Y que conste que me da igual el coste de los regalos, la situación es la misma si cuestan 1€ que 20€ cada uno. Bueno no, si encima son caros la situación es aún peor.
En casa de mis padres la peque encontró nada menos que ¡¡10 paquetes!!. Imaginad lo atosigada que estaba abriendo uno tras otro. Casi ni se enteraba de lo que iba viendo. Además, con lo generosa que es, y puesto que los demás aún no habíamos abierto los nuestros, nos repartía sus paquetitos. Digo yo que pensando que alguno nos correspondía, ¡¡no iban a ser todos para ella!!
En casa de mis suegros Bolita abrió 6 paquetes de parte de sus yayos (siendo 2 de ellos los que había pedido) y 5 más de parte de su tía (siendo uno sólo el que estaba en su carta). Al menos los otros dos tíos fueron más comedidos y «pidieron» sólo un regalito para ella como les aconsejamos sus papis.
Si a toda esta locura le sumáis que el 20 de noviembre fue su cumple imaginad como han proliferado los juguetes y demás trastos en mi casa los últimos tres meses.
¿Que por qué no me gusta el exceso de regalos? Pues por unos motivos muy claros:
- No disfrutan de la apertura del regalo en sí, porque por decirlo de alguna manera se les acumula la faena.
- No aprenden a valorar cada regalo. Es decir, si tienes tres cosas es más probable que las cuides con más esmero que si tenes 23. Total, si se rompe una ¡aún me quedan 22!.
- Nuestro espacio en casa es limitado y no nos gusta deshacernos de cosas sólo para que entren otras. Preferimos vivir con algo más de lo necesario pero sin abusar.
- Habrá juguetes a los que seguramente juegue menos de cinco veces en todo el año ¿y qué pasa si juntas esto con el espacio limitado? Pues que nos tocará deshacernos de los que menos use en un momento dado y más temprano que tarde. Una pena vamos.
- Ese exceso de regalos es incompatible con lo que les enseñamos el resto del año como «no se puede tener todo lo que uno quiere» y también con lo que predicamos del consumo responsable.
- Porque parece que pone de manifiesto que le damos mucha importancia a lo material cuando le estamos inculcando todo el año justo lo contrario.
Algunos pensaréis que soy una exagerada, pero así es como lo siento, de verdad.
Me gustaría limitar los regalos a 3 por casa como máximo, que considero que es un número razonable (quizás hasta son demasiados). El problema es que no depende sólo de mí y he de asumir que cada uno es libre de hacer lo que quiera… por lo que sospecho que el año que viene puedo encontrarme exactamente con la misma situación, aunque espero y deseo que no sea así.
En menos de un año tendremos la respuesta.
2 Comentarios
Coincido total y absolutamente contigo, yo ya le he dicho a mi marido que no tiene sentido llenar a la niña de cosas si luego por ejemplo con lo que es feliz es con el papel xD
Jajajaja y es que eso les pasa a todos los peques. Aunque están a la par el papel de envolver y las cajas que contienen los juguetes XD