Es muy divertido ver cómo juegas al escondite tan a menudo. En cualquier lugar llamas nuestra atención («mamá», «yaya»…) o nos señalas con el dedo hasta que te miramos y luego tapas tus ojos con tus manitas. Da igual que estés sobre mis piernas mamando, en los brazos de papi o en medio del pasillo.
Es entonces cuando esperas una pregunta de este tipo: «¿Dónde está Emma?», «¿Sabéis dónde se ha metido?», «¿Alguien ha visto a la peque?.
Al principio tienes los ojos cerrados bajo tus manos pero luego los vas abriendo para mirar entre las rendijas de tus dedos y observar nuestro comportamiento.
Si nos dirigimos hacia donde estás te mueves rápido sin quitar las manos de tu cara para que no te veamos bajo tu «capa de invisibilidad» 😉
Si somos buenos actores te buscamos bajo las mesas, tras las cortinas, e incluso dentro de las macetas. Si además insistimos mucho con: «¿Dónde estará?» nos respondes: «Casa». Me hace tanta gracia que por si acaso confirmo: «¿Emma está en casa?», a lo que contestas: «Sí». A veces señalas con un dedito hacia dónde debemos ir para buscarte «¿Se habrá ido a la cocina?», y como respuesta tus tímidos pero preciosos «Sí».
«Es enternecedor descubrir a través de tus juegos la inocencia que tú, mi niña, albergas».
Este post forma parte de la serie Lo que me sorprende de mi hija. Pincha el enlace para conocer más sobre ella.
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