Twitter es una de mis redes favoritas. Mucha gente opina, y yo entre ellas, que es la mejor para estar al tanto de lo que ocurre en el mundo por su velocidad y dinamismo. Pero también es una fuente inagotable de risas y también de personas interesantes a las que seguir.
Y allí fue donde me crucé con @matronicidio. Un matrón-zombie (sí, es chico), que aboga por embarazos y partos naturales y respetuosos y que encima lo cuenta con humor y guasa andaluza… Sus «shicos» (residentes que aprenden a su lado), sus «fijarze bien» y los memes con los que acompaña sus tuits me conquistaron enseguida. ¿Se puede pedir algo más?. Pues sí, que sea un tío súper amable y acepte tu petición de escribir algunas líneas para tu blog.

Cabecera de twitter de @matronicidio
Dadle cariño que lo merece. Y a ver si así consigo ganármelo como colaborador ocasional (guiño, guiño).
Aquí os dejo el que espero sea el primero de varios posts, dedicado a un tipo de acompañantes al parto. Espero que os guste:
El Sincopado
En los servicios de Paritorio nuestro centro de atención es la mujer de parto y su bebé, sin embargo existe un personaje que no podemos olvidar en nuestra asistencia, que es la pareja.
Hace mucho tiempo, cuando las cositas no eran lo que son ahora, sorprendentemente las mujeres pasaban la dilatación e incluso el parto solas. Esas imágenes de padres nerviosos caminando de un lado a otro de la sala mientras fumaban afortunadamente han pasado a la historia.
Ya ni siempre es marido la pareja, ni siempre es un hombre y muchas veces ni fuma ya. Sin embargo con el paso del tiempo, porque era lo lógico y porque además muchos estudios han demostrado que el acompañamiento en un momento tan bonito, intenso y estresante, ayuda mucho a que la vivencia sea mejor e incluso el tipo de parto sea menos intervenido. Aunque en la practica a veces no sea siempre así o si.
Existen muchos tipos de acompañantes, tantos que quizás su clasificación daría para un post entero. De momento en este caso vamos a hablar de un tipo que yo he venido a denominar con un neologismo como “El sincopado”.
Un síncope es una situación en que por diferentes causas (calor, emoción intensa, anemia etc) una persona pierde temporalmente el conocimiento y cae al suelo. “El sincopado” es aquel acompañante de una mujer de parto, el 99´9% de ellos varones, que pierde el conocimiento mientras intenta apoyar a la mujer que está dando a luz. Los paritorios del mundo están llenos de marcas en sus paredes, mobiliario y aparataje que “los sincopados” tocan con sus cabezas en su desplazamiento desde la posición de bipedestación hasta que caen al suelo.
En muchas ocasiones la situación es de comedia, porque te encuentras a una mujer empoderada soportando estoicamente contracciones dolorosísimas desde no sabemos cuando. Tras la valoración por nuestra parte en urgencias y su confirmación de que está de parto, procedemos a informar a la pareja y es cuando mientras tu dices: “Soy su Matrona, su pareja ya esta de part…” observas como el color de la cara del shico pasa de rosado a verde zombie y de éste a blanco nuclear para posteriormente caer desplomado como si le hubiesen disparado. En otras ocasiones la situación se convierte en tragicomedia porque en su caída acaban con heridas que requieren puntos de sutura y nos encontramos con la mujer dando a luz en el Paritorio y su pareja recibiendo al unísono puntos de sutura en la cabeza en el Servicio de Urgencias.
La versión extrema es “El Resincopado” dícese de aquellos acompañantes que se sincopan, se recuperan y te prometen que ya están bien, y justo cuando te lo crees se vuelven a sincopar. En estos casos ya tomas medidas y le pides cortésmente que abandone nuestro servicio en beneficio de otro acompañante, por el bien de la salud psíquica de su shica la parturienta y por preservar la estructura del hospital íntegra.
El caso más curioso de entre los sincopados ocurrió un día que yo había llevado para las largas horas de una guardia una bandeja de unos dulces caseros llamados gañotes o pestiños. Estos dulces de forma cilíndrica este día eran bastante grandes. Tenían el tamaño y la forma fijarzebien del antebrazo de un adulto.
La puerta de nuestra sala de estar se encuentra en un pasillo que da a las puertas de las habitaciones donde las mujeres están dilatando. Pues bien se abre una puerta a unos 8-10 mts de distancia y aparece una pareja, hombre por supuesto, renqueante como si saliese de una película en la que disparan al malo pero a pesar de eso, se dirige a su presa a trompicones cayéndose a poquito a poco, hasta que viene a caer justo en nuestra puerta. Nos dirigimos a socorrerle y el shico abre un ojo de su pálida cara y dirige su mirada hacia nuestra mesa.
– “Eso que son… ¿pestiños?. Mire usté es que estoy mu débil, no he comido. Deme uno y seguro que me pongo mejó”.
Ante esta tesitura voy por mis pasteles y le llevo uno al shico y os juro que no he visto en mi vida a una persona deglutir un pastel de aquel tamaño en menos tiempo, tal que un dibujo animado. A esto que el shico articula palabra de nuevo:
–“¡¡Otro!!” dice.
Se repite la operación. Er Shico se recupera, se levanta y se vuelve a la habitación . Nunca en mi vida he visto una recuperación tan sorprendente. Desde luego tal sobredosis de hidratos de carbono y azúcares tras engullir dos pestiños de semejante tamaño en escasos segundos deben de servir de glucosa suficiente para alimentar a los 300 espartanos los días que duró la batalla de las Termópilas fijarzebien.
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